HISTORIA GEOLÓGICA

El Parque Geológico y Minero de La Litera y La Ribagorza, se sitúa en el sector centro-meridional de la cordillera pirenaica. Se trata de una situación estratégica para el disfrute y conocimiento de los procesos de formación de esta cadena alpina.

Al norte del Parque aparecen materiales relacionados con la Cuenca de Graus-Tremp, inmediatamente al sur afloran los de la Unidad Peña Montañesa-Montsec, seguidos de los que forman la Unidad de las Sierras Marginales, los cuales reflejan una intensa deformación. Por último, al sur del Parque afloran los materiales autóctonos de la Cuenca del Ebro.

Figura 1. Unidades del Parque.

A continuación, mostramos unas pinceladas de la historia que nos cuentan las rocas que afloran dentro de los límites del parque.

MESOZOICO

En el Parque no afloran materiales del Paleozoico, pero hemos se saber que al Mesozoico llegamos tras un periodo en el que todos los continentes se han unido formando uno único conocido como Pangea.

Durante el inicio del Mesozoico, en el Triásico, Pangea comienza a fragmentarse en nuevas placas de diferentes tamaños y a formarse la cuenca sedimentaria pirenaica. Los materiales detríticos que constituyen el inicio de esta fragmentación tampoco afloran en el Parque. Los primeros materiales, o lo que es lo mismo, las rocas más antiguas del Parque son las calizas, arcillas, yesos y sales del Triásico medio-superior (Muschelkalk y Keuper). Estos materiales revelan que la fragmentación es tal que el continente comienza a ser invadido por las aguas del océano, un océano conocido como Mar de Tetis.

Cabe destacar que, estos materiales del Triásico superior, han sido explotados desde hace más de 1.000 años por actividades mineras relacionadas con la extracción de sal en puntos como Caserras del Castillo, Calasanz o Peralta de la Sal.

Figura 2. Reconstrucción paleogeográfica del Triásico superior (Ortí, F. et al., 2017).

Durante el siguiente periodo, el Jurásico, los afloramientos existentes dentro del Parque son reducidos y muy dispersos. A pesar de ello, sabemos que el mar acabó ocupando el territorio a medida que aumentaba la fragmentación y la separación de las placas Ibérica (al sur) y Europea (al norte).

Figura 3. Reconstrucción paleogeográfica del Jurásico superior (Escaso, F., et al., 2007).

Algo parecido ocurre con el Cretácico inferior, donde tan solo existen afloramientos de esta edad en el sector sur del Montsec y Tolva con espesores muy reducidos. Aun así, ligado a estos materiales se explotaron durante los siglos XIX y XX pequeños niveles de carbón en las localidades de Montfalcó y Estall.

Al inicio del Cretácico superior el contexto geológico regional cambia. La cuenca pirenaica deja de abrirse y comienza a cerrarse como consecuencia de la aproximación de la placa Ibérica a la Europea. Esto no impide que durante la mayor parte del Cretácico superior se depositen espesores importantes de calizas relacionadas con ambientes marinos. Estas calizas son las que constituyen la mayor parte de los relieves principales del Parque como son el Montsec, San Quílez, Berguelí o Cogulla, todos ellos con cotas por encima de los 1.000 m.s.n.m.

CENOZOICO

La placa Ibérica continúa aproximándose a la Europea y el mar que las separa ve reducido su tamaño y profundidad. La transición del Mesozoico (Cretácico superior) al Cenozoico (Paleoceno) está marcada por el cambio brusco a un ambiente de sedimentación claramente continental, representado por los materiales de las formaciones Arén y Tremp. A partir de este momento, en este sector pirenaico, comenzamos a hablar de Cuenca de Graus-Tremp, cuyos materiales afloran exclusivamente en el sector noreste del Parque.

Figura 4. Reconstrucción paleogeográfica del Paleoceno inferior (Duller, R., et al., 2018). Sa: Santander; SS: San Sebastián; P: Pamplona; To: Toulouse; C: Campo; Tp: Tremp.

Durante el Eoceno tiene lugar el desarrollo de esta cuenca en la que quedan reflejados diferentes estadios de ascensos y descensos del nivel del mar. Estos episodios se reconocen a través de unidades tan características como la unidad de calizas con alveolinas del Eoceno inferior.

 Figura 5. Reconstrucción paleogeográfica del Eoceno (Martinius, A.W., 2012).

Progresivamente el mar va cerrándose, las costas de la placa Ibérica y Europea se aproximan y el mar va retirándose y desplazándose hacia el oeste. A su vez, este terreno perdido por el mar es ganado por un complejo sistema deltaico el cual da paso, ya en el Oligoceno y Mioceno, a grandes sistemas de abanicos aluviales procedentes, en su mayor parte, de la Zona Axial del Pirineo. Esta última unidad terrígena está representada en el Parque por los conglomerados de Graus, la cual lateralmente daría paso a unidades más lejanas del área fuente como son las formaciones Yesos de Barbastro, Peraltilla o Sariñena.

Figura 6. Reconstrucción paleogeográfica del Mioceno (Garcés, M., et al., 2020).

A la vez que se sedimentaban la unidades del Mesozoico y se desarrollaba la Cuenca de Graus-Tremp, la tectónica hacía de las suyas. Como consecuencia de la aproximación y choque de las placas Ibérica y Europea, la deformación de la cobertera a través de pliegues y cabalgamientos se desplaza de norte a sur. Es en este momento cuando entran en juego los materiales del Triásico medio-superior, los cuales actúan como lubricante de estos grandes cabalgamientos, permitiendo el desplazamiento hacia el sur de grandes masas de roca entre las que se encuentra la propia Cuenca de Graus-Tremp, la cual sufrió, simultáneamente a la sedimentación, el desplazamiento hacia el sur.

Por otro lado, los cambiantes espesores de las unidades de cobertera, la desigual presencia de Keuper hacia el oeste respecto al este y la simultaneidad entre sedimentación y deformación, hizo que este sector pirenaico se desplazara hacia el sur más que el resto del Pirineo, permitiendo definir así lo que se conoce como Unidad Surpirenaica Central (USPC).

Esta USPC se encuentra compartimentada de norte a sur en 3 grandes unidades; el Parque engloba las dos más meridionales situadas al oeste del Noguera Ribagorzana conocidas como Unidad de Peña montañesa-Monsec y Unidad de las Sierras Marginales, esta última en contacto directo con los materiales de la Cuenca del Ebro a través del Cabalgamiento Frontal Surpirenaico.

Figura 7. Mapa estructural del Pirineo central meridional (Muñoz, J.A., 2021).

Por último, a partir del Mioceno superior (hace unos 6 m.a.) y tras la conexión de la Cuenca del Ebro con el Mar Mediterráneo, comienza una intensa actividad erosiva, relacionada con el encajonamiento de la red fluvial, la cual continúa en la actualidad. Ligado a este proceso tiene lugar la sedimentación de materiales lacustres (tobas de Camporrells y Aler) y fluviales (barranco de la Solana de las Pletas, terrazas del río Guart), formación de importantes sistemas kársticos (complejo lagunar de Estanya, campo de dolinas de Alcampell) y desarrollo de características formas erosivas como el Congost de Ciscar, muralla de Finestres o el Castellot.